miércoles, 24 de septiembre de 2014

Una familia feliz, blog de Aceprensa, 24-9-2014.

Una familia feliz

Familia felizDe este blog ha nacido Una familia feliz, con el fin de que lo que vamos comentando semana a semana quede plasmado en una Guía práctica para padres. Os presentamos nuestro nuevo libro y transcribimos parte de la Presentación. Gracias a todos.
Anna Karenina, la inmortal novela de Leon Tolstoi comienza con estas palabras: “Todas las familias felices se parecen; mientras que cada familia infeliz lo es a su manera”. Aunque cada familia es un mundo, el escritor ruso tiene razón: hay muchas formas de ser desgraciados, pero una sola de ser felices.
¿Qué tienen en común las familias felices? ¿Cuál es su secreto? Como no podía ser de otra manera, no se trata de algo extraordinario, sino de algo, podríamos decir, natural. Todas las familias felices se parecen en lo que entienden por felicidad y en la forma de serlo.
En la familia, la felicidad se entiende como el resultado de la felicidad de todos sus miembros. Eso hace que haya una preocupación de todos por cada uno y de cada uno por todos. Esta preocupación mutua genera una dinámica de estar por los demás, que es lo que nos hace ser felices, pues, como decía el comediógrafo francés Édouard Pailleron, “tenemos solamente la felicidad que hemos dado”. En la familia todos dan felicidad a todos, también los que la reciben, pues hacen, por el mero hecho de serlo, felices a los demás.
El marido que se preocupa porque su mujer sea feliz, la madre que se desvive por el bienestar de su hijo, la hija que procura no preocupar a sus padres, el hermano mayor que se obliga a jugar con su hermano pequeño… reciben lo que dan multiplicado. De modo que, si echamos cuentas, la felicidad resultante es el producto de lo que se da.
Por otra parte, las familias felices no lo son porque estén exentas de dificultades o problemas, sino porque los afrontan y los superan de una manera cooperativa. Las familias tienen que trabajar en equipo; esa es la forma, la única forma de trabajar para un bien común que es el perfeccionamiento de todos. No puede ir cada cual por su lado, sino que se deben unir esfuerzos para que cada uno logre sus objetivos. En la familia los verbos se conjugan en primera persona del plural.
Su estilo propio es el trabajo cooperativo en el que cada cual desempeña un papel determinado según su edad, su forma de ser y sus circunstancias. La felicidad mutua exige una relación interpersonal en la que todos sus integrantes salen beneficiados. El liderazgo, por supuesto, lo han de desempeñar los padres, pero no de forma despótica, sino tolerante y comprensiva, gestionando de manera ecuánime las responsabilidades y dando juego a todos los miembros.
El trabajo cooperativo en la familia no puede resumirse en una mera división de las tareas domésticas, algo por otra parte necesario, porque conviene que todos colaboren en la felicidad de todos, para la cual resulta imprescindible establecer vínculos personales, vínculos, sobre todo, afectivos, como los que sólo se pueden forjar entre los integrantes de una familia.
En la familia, todos cuentan porque nadie es más que nadie en el proyecto de llegar a ser alguien.
En eso se parecen todas las familias felices.

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