miércoles, 6 de octubre de 2010

Conciliación Familia y Trabajo (II).

También señaló su desconcierto por el hecho de que, en algunos casos los jefes consideren más productivas a las personas solteras, debido a que no tienen responsabilidades familiares.

Igualmente subrayó que en muchas ocasiones, la familia “no recibe adecuadamente el sostenimiento cultural, jurídico, económico y político; se somete un pesado condicionamiento de complejas dinámicas disgregadoras”.

El trabajador siempre debe ver su productividad dentro de la empresa, “no para el máximo rendimiento a cualquier costo para el justo rendimiento, compatible con las exigencias de los trabajos, de las familias, de la sociedad, de la protección del ambiente, ofreciendo en las relaciones de trabajo una flexibilidad a medida de la familia, tema que dista mucho de la precariedad”, dijo el cardenal.

Exhortó también a que en el ámbito familiar se puedan distribuir las labores domésticas con un acuerdo común de parte de los miembros de la familia.

También invitó a los esposos a asumir un estilo de vida “inspirado en la sobriedad, el cuidado de las relaciones personales, la apertura hacia la comunidad eclesial y las necesidades del prójimo”.

Dijo además que el día de descanso debe celebrarse “de manera que se pueda iluminar el sentido de la vida y del trabajo mismo, reforzando la concesión de la familia y su inserción en la comunidad, reviviendo la relación con la persona de Cristo, Señor y Salvador, quien nos acompaña en nuestro camino diario”.

El obispo auxiliar de Milán dijo que esta ciudad “se siente particularmente interpelada por el tema del Encuentro, también porque la laboriosidad tradicional ambrosiana puede correr el riesgo de trasladar el trabajo y la profesión al centro de la vida, sacrificando los días de descanso” a pesar de que el Papa los considere “dones y bendiciones de Dios para ayudarnos a vivir una existencia plenamente humana”.

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