miércoles, 27 de octubre de 2010

"Seis propuestas educativas" (II)

3. Todo aprendizaje es aprendizaje de un oficio. Toda ciencia y toda técnica es originariamente un oficio, dotado de normas internas. Cuando fallan las normas internas a la práctica educativa, se sustituyen por reglas de tipo burocrático y mercantil. La enseñanza pierde toda motivación eficaz. Decae el entusiasmo.
4. El saber posee una ineludible dimensión moral. Sólo hay una ética que, propiamente, no se puede enseñar, como los clásicos demostraron. Lo decisivo para acercarse a la excelencia educativa es la calidad del temple ético de la institución, el nivel de su ambiente moral, el estilo de convivencia, sobre todo en los aspectos informales.
5. Lo decisivo son los hábitos, no las actividades ni los contenidos. Lo importante en la sociedad del conocimiento no es que se sepa mucho sino que siempre se sea capaz de saber más, lo cual remite a las potencialidades vitales de las personas. El objetivo focal de todos los niveles educativos debería ser ahora mismo una intensa y amplia formación intelectual: aprender a pensar con rigor, hondura y creatividad.
6. Las tecnologías multimedia posibilitan la educación científica y humanística. Los recursos multimedia constituyen un instrumento de descarga que facilita la dedicación a las cuestiones centrales del humanismo y la ciencia, lejos ya de una educación minimalista y pragmática.
Tomarse en serio la educación y apostar decididamente por su honda radicación cultural —despidiéndonos del emotivismo, la dependencia burocrática, la superficialidad y el pragmatismo— es mi propuesta de fondo. Constituye el nervio del protagonismo de la sociedad civil como recurso para superar el decaimiento de las energías cívicas que nos aqueja.

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