· NUEVA YORK, 5 de julio (C-FAM) La semana
pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU rechazó la insinuación de que las
víctimas de violación durante la guerra tienen derecho al aborto en una
resolución histórica sobre mujer, paz y seguridad.
La actriz Angelina Jolie pidió
encarecidamente a las Naciones Unidas que ayudara a las víctimas y castigara a
los autores de delitos como parte de una iniciativa para reunir el prestigio de
famosos en pos de causas de la ONU. Narró historias espantosas de mujeres y
niños que son abusados sexualmente en campamentos de refugiados.
El Consejo de Seguridad aprobó una
resolución centrada en la prevención y el abordaje de la violencia sexual en
situaciones de conflicto, pero sin mencionar el aborto y la píldora del día
después, lo cual enfureció a algunos.
Las delegaciones que promueven el aborto a
nivel internacional manifestaron su frustración. «¿Por qué se siguen discutiendo
los derechos sexuales y reproductivos de las víctimas de la violencia sexual?»,
preguntó la delegada francesa Najat Vallaud-Belkacem. En nombre de los países
nórdicos, Karin Enstrom dijo que la disponibilidad del aborto y de la píldora
del día después es «crucial» en situaciones de conflicto.
El Consejo de Seguridad asimismo repelió
la inclusión de derechos para los homosexuales. Los órganos de las Naciones
Unidas han rechazado sistemáticamente la concesión de derechos específicos para
ellos.
La resolución del Consejo de Seguridad,
tan próxima al derecho como cualquier cosa que surge de la ONU, incluyó por
primera vez la indeterminada expresión «salud sexual y reproductiva». Parte de
la ambigüedad del término, que solo fue definido en una conferencia de la ONU
celebrada en 1994, radica en que incluye el aborto en los lugares donde es
legal, pero no lo hace en los países que protegen la vida humana en el vientre
materno.
Si bien el Consejo de Seguridad aceptó
esta anfibología, rechazó cualquier medida tendiente a legitimar el aborto y la
píldora del día después.
Un informe del Secretario General de
comienzos de este año afirmaba que el aborto y la píldora del día después son
un «componente integral» de cualquier respuesta a la violencia sexual en
situaciones de conflicto, lo cual es un indicio de la creciente escisión entre
las políticas sociales liberales que abraza la administración de la ONU y las
acordadas por todos los miembros de las Naciones Unidas. El Consejo de
Seguridad simplemente «tomó nota» del informe (es el reconocimiento menos
entusiasta que puede recibir un documento en una resolución de la ONU, que
equivale al rechazo de las sugerencias de este respecto del aborto como remedio
para la violación).
Las agrupaciones abortistas intentaron
durante algún tiempo usar la difícil situación de las víctimas de violación
para crear un nuevo derecho humano al aborto. La violación en situaciones
humanitarias es considerada como un «caso difícil». Algunas agrupaciones plantearon este
punto ante diagramadores de políticas de la ONU en la reunión de la Comisión
sobre la condición jurídica y social de la mujer a comienzos de este año,
aunque sin éxito. Por ahora, demasiados países protegen la vida humana en el
vientre materno como para que el aborto pueda convertirse de modo alguno en
derecho.
El Vaticano advirtió a los estados miembros
que en su empeño por ayudar a las víctimas de violación no se distraigan con
programas que «lesionan la dignidad humana». Monseñor Francis Chulikatt criticó
la inclusión del término «salud sexual y reproductiva» en la resolución,
calificándolo de «noción destructiva de asistencia médica... que se utiliza
como justificación para matar». Añadió: «la muerte de un niño inocente por
nacer solo ocasiona mayor violencia a una mujer que ya está en apuros». Síndrome
de Down, ¡y qué!
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