El final de la inocencia, de Linzi Glass
Siruela. 282 págs. 22 €.
En el verano de 1966, en Johannesburgo, Emily, de once años, vive angustiada por la tensión entre sus padres. Como un recurso que tienen sus padres para ocultar sus desavenencias es invitar a gente a pasar unos días con ellos, aparece un matrimonio australiano con dos hijos. Las preocupaciones de Emily están bien entretejidas con las tensiones sociales del apartheid.
El cielo se cae, de Lorenza Mazzetti
Periférica. 200 págs. 17,50 €.
La autora fue directora de cine en los años cincuenta. También escribió algunos libros, entre los que destaca esta novela basada en sus recuerdos de infancia. En plena II Guerra Mundial, Penny, la narradora, habla de sus juegos y de todo lo que ocurre a su alrededor.
Venganza tardía, de Ernst Jünger
Tusquets. 116 págs. 12 €.
Novela póstuma inspirada en la infancia del autor, que se muestra aquí asediado por las sombras de su niñez. Wolfram, el protagonista del relato, es un niño soñador e introvertido, que vive en la literatura más que en la realidad.
El caballo de cartón, de Abel Hernández
Gadir. 185 págs. 17 €.
Hace un año, Abel Hernández sorprendió con Historias de la Alcarama, magnífico relato de su infancia en Sarnago, pequeño pueblo hoy deshabitado de la provincia de Soria. El escenario de El caballo de cartón es el mismo. El punto de partida es el encuentro, en la casa abandonada donde nació el autor, del diario que escribió a los once años y del caballo de cartón que le regalaron. A partir de ahí, vuelven los recuerdos de personas, de sucesos, de costumbres, con la descripción detallada de la vida en el campo.
El último hermano, de Nathacha Appanah
Alfaguara. 177 págs. 16 €.
Isla Mauricio, años cuarenta. Raj, recuerda su infancia en Beau Bassin, donde su padre es guardián de una prisión que acoge a judíos europeos. Raj tiene nueve años y se hace amigo de David, un chico judío. Buena historia, diferente a otras con tema parecido.
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