En Amsterdam, el curso comienzan a mediados de agosto y los niños desde la secundaria van en bicicleta. Incluso ya hace unos años que los padres llevan a sus retoños a la escuela primaria y a la guardería en bici-carro. Así han bautizado los españoles residentes en Holanda a la bakfiets, una especie de bici de repartidor.
Con este vehículo los padres ahorran gasolina, favorecen el medio ambiente y, como no tienen problemas de aparcamiento, llegan a tiempo a su trabajo después de haber dejado a los niños en sus colegios. Los citados empresarios han influido en el transporte urbano con una visión que se ha extendido a todo el país, pues los vehículos ya tienen filiales en diez ciudades.
Donde han echado el resto sus inventores es sobre todo en los modelos familiares. Hacia las ocho de la mañana pedalean madres con sus tacones o padres trajeados con la bici-carro y hasta cuatro niños dentro, camino a la oficina pasando por la escuela. Dave comenta que la prioridad de la Fiestfabriek es la familia: “Tenemos bicis para llevar gemelos, para colocar la sillita de automóvil o incluso cuatro niños y el quinto en la parrilla. Y sobre todo, ofrecemos bicicletas seguras para proteger a los niños en el tráfico. Hacemos las bicis en Turquía y traemos de Alemania llantas de la mejor calidad . El metal es galvanizado para que no se oxide y las pintamos y decoramos del color que quiera el cliente, y lo mismo el carro”.
Al principio los transeúntes y automovilistas miraban el fenómeno con simpatía, pero ahora no siempre es así, pues hay quien critica a las canguros que conducen por el medio de la calle entorpeciendo la circulación.
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