martes, 27 de julio de 2010

Reconocimiento del Papa en el día de los abuelos. Envía un mensaje a quienes celebran esta fiesta para alentarles en su fe.

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 26 de julio de 2010.- Benedicto XVI ha enviado un mensaje de reconocimiento a los abuelos en su día, la memoria de santa Ana y san Joaquín, según la tradición abuelos del Niño Jesús, celebrada por la Iglesia este lunes.
Un mensaje del Papa ha sido leído tras la celebración de la santa misa en el día de los abuelos, presidida en Jaén por el obispo de esa diócesis, monseñor Ramón del Hoyo, en la fiesta que por duodécimo año consecutivo organiza en España la Asociación Edad Dorada-Mensajeros de la Paz.
En el mensaje, dirigido al presidente de Mensajeros de la Paz, "el Santo Padre, apreciando la riqueza religiosa, espiritual, humana y social de los abuelos, se une complacido a este gesto de cariño y gratitud hacia ellos y les anima a perseverar en la fe, dando sentido con la luz de Cristo el Señor, a todos los momentos de sus vidas".
El mensaje concluye pidiendo al Señor que asista a los abuelos "con su providencia y misericordia" e implora para ellos "la protección de los santos abuelos Joaquín y Ana, y de su Hija la gloriosa Virgen María, madre de Jesucristo Nuestro Señor".
La Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz considera que "igual que existe el día del 'padre' o el día de la 'madre', sería necesario establecer el 'Día de los Abuelos'".
Se trata de "un día para el agradecimiento por su apoyo constante, silencioso y, a veces, poco valorado"; "un día para el reconocimiento de su importante papel en la sociedad"; "un día para llamar la atención sobre las necesidades sociales, asistenciales y afectivas de los abuelos"; "un día para celebrarlo con cariño y admiración en todos los ámbitos, tanto en el familiar como en el público".
Los nombres de los abuelos de Jesús llegan a través de antiquísimas tradiciones. En Jerusalén, en la basílica de "Santa María, donde ella nació", conmemoraba san Juan Damasceno, doctor de la Iglesia, en el siglo VIII, a los abuelos de Jesús. Esta basílica se convertiría después en la iglesia de Santa Ana de los Cruzados.
Ya desde el siglo VI, se honraba a santa Ana en Constantinopla, en una basílica que fue dedicada en su honor un 25 de julio. El culto de San Joaquín pasó mucho más tarde a unirse al de su esposa. En 1584 la fiesta de Santa Ana quedó fijada para toda la Iglesia el 26 de julio.

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