jueves, 1 de julio de 2010

El Papa a los sacerdotes: "dedicad tiempo a la Confesión". Miércoles, 30 de junio de 2010, Ciudad del Vaticano.

El Papa Benedicto XVI instó hoy a los sacerdotes a recordar “la importancia de dedicar tiempo al Sacramento de la Reconciliación y a la dirección espiritual”.
Dirigiéndose a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro el Papa quiso presentar otro modelo para el año sacerdotal que acaba de concluir; el italiano san Giuseppe Cafasso, formador de sacerdotes.
Casi contemporáneo del santo Cura de Ars, este santo ya había llamado la atención de Pío XI, quien propuso a ambos como dos figuras “providencialmente oportunas” .
Cafasso, “no fue párroco como el cura de Ars, sino que fue sobre todo formador de párrocos y de sacerdotes diocesanos, incluso de sacerdotes santos, entre ellos san Juan Bosco”.
Desde su cátedra de teología moral “educaba a ser buenos confesores y directores espirituales, preocupados por el verdadero bien espiritual de la persona, animados por un gran equilibrio en hacer sentir la misericordia de Dios y, al mismo tiempo, un agudo y vivo sentido del pecado”.
“Tres eran las virtudes principales del Cafasso profesor: calma, delicadeza y prudencia”, señaló el Papa.
El santo se dedicaba ante todo al ministerio de la confesión, “a la que dedicaba muchas horas de la jornada; a él se dirigían obispos, sacerdotes, religiosos, laicos eminentes y gente sencilla: a todos sabía ofrecer el tiempo necesario”.
“De muchos, también, que llegaron a ser santos y fundadores de institutos religiosos, fue sabio consejero espiritual”.
Su enseñanza “nunca era abstracta, basada solo en los libros que se utilizaban en ese tiempo, sino que nacía de la experiencia viva de la misericordia de Dios y del profundo conocimiento del alma humana adquirida en el largo tiempo transcurrido en el confesionario y en la dirección espiritual”.
“La simple presencia de Cafasso hacía el bien: serenaba, tocaba los corazones endurecidos por las circunstancias de la vida y sobre todo iluminaba y removía las conciencias indiferentes”, explicó el Papa.

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